jueves, 3 de julio de 2008

Friedrich Wilhelm Nietzsche

Nietzsche es un referente absoluto para quienes estamos en busqueda de la DIGNIDAD perdida... y aunque sea por un lapsus infinitesimal de tiempo, el bálsamo de su verbo cauteriza la herida de nuestro costado señalandonos el camino de la VOLUNTAD.

¡Que vivan los Guerreros!



DE LA GUERRA Y LOS GUERREROS

"Nuestros mejores enemigos no han de tener consideraciones con nosotros; ni tampoco los seres que amamos con amor entrañable. ¡Os voy a decir, pues, la verdad!

¡Hermanos guerreros! Os amo con amor entrañable; siempre he sido, y soy, vuestro igual. Y soy también vuestro mejor enemigo. ¡Os voy a decir, pues, la verdad!

Conozco el odio y la envidia que anidan en vuestros corazones. No sois lo suficientemente grandes para no saber de odios y envidias, ¡Sed, pues, lo suficientemente grandes para no avergonzaros de tales sentimientos!

Y ya que no podéis ser santos varones del conocimiento, sed al menos sus guerreros, que son los compañeros y precursores de tal santidad.

Veo muchos soldados; ¡si viera muchos guerreros! 'Uniforme' se llama lo que llevan puesto; ¡si no escondieran bajo él la uniformidad!

Habéis de ser hombres que en todo momento vayan en busca de un enemigo, de vuestro enemigo. Y algunos de vosotros conocen el odio a primera vista.

¡Buscad vuestro enemigo! ¡Librad vuestra guerra por vuestras convicciones! ¡Y si sucumbe vuestra convicción, vuestra probidad ha de celebrar esta derrota!

¡Amad la paz como medio para nuevas guerras! ¡ Y amad la paz breve más que la larga!

A vosotros no os aconsejo el trabajo, sino la lucha. A vosotros no os aconsejo la paz, sino la victoria. ¡Vuestro trabajo debe ser lucha, y vuestra paz, victoria!

Sólo armado con arco y flecha es como se puede callar y estarse quieto; de lo contrario se parlotea y regaña. ¡Vuestra paz debe ser victoria!

¿Que la buena causa santifica hasta la guerra? Yo os digo que la buena guerra santifica todas las causas.

La guerra y la valentía han hecho más cosas grandes que el amor al prójimo. No vuestra compasión, sino vuestra valentía ha salvado hasta ahora a los que peligraban Preguntáis: “¿qué es bueno?” Ser valiente es bueno. Dejad que las niñas digan: “Es bueno lo que es bonito y enternece”.

Os tachan de hombres sin corazón; pero tenéis el corazón bien puesto y me gusta vuestra cordialidad vergonzan¬te. Vosotros os avergonzáis de vuestra plenitud y los demás de su pobreza.

¿Sois feos? ¡Bueno, hermanos, cubrios con lo sublime, que es el manto de la fealdad!
Y cuando vuestra alma se ensancha, se vuelve arrogante, y en vuestra sublimidad hay malicia. Os conozco.

En la malicia, el arrogante coincide con el débil. Pero no se entienden. Os conozco.

Sólo debéis tener enemigos que odiar, no enemigos que despreciar. Debéis estar orgullosos de vuestros enemigos; así, los éxitos de vuestro enemigo serán también éxitos muy vuestros.

La rebeldía es la distinción del esclavo. ¡Vuestra distinción debe ser la obediencia! ¡Vuestro mismo mandar hade ser un obedecer! El buen guerrero prefiere el “tu debes” al “'yo quiero'". Y cuanto os es grato debéis hacéroslo mandar.

Vuestro amor a la vida debe ser amor a vuestra suprema esperanza. ¡Y vuestra suprema esperanza debe ser la con¬cepción suprema de la vida!

Y vuestra concepción suprema de la vida debéis hacérosla mandar por mí. He aquí su fórmula: el hombre es algo que debe ser superado.

¡Llevad pues vuestra vida hecha de obediencia y guerra! ¡Qué importa la vida larga! ¡El guerrero no espera que se tengan consideraciones con él!

¡Yo no tengo consideraciones con vosotros; os amo con amor entrañable, hermanos guerreros!".

Así habló Zaratustra.

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