viernes, 2 de enero de 2009

Un Cortesano de Lucifer.



Extracto de la "Corte de Lucifer" de Otto Rahn; Conversación con un verdadero cortesano de Lucifer, a quien no se hizo justicia.

A LA VERA DE UN CAMINO DEL SUR DE ALEMANIA

Es verano, y he regresado a tierras alemanas. Camino por suelo alemán. Por techos alemanes me tiendo a descansar. Por mi alma afortunada suena el “Tandaradei" del señor Walter von der Vogelweide.

Esta noche la pasaré en Tübingen, donde Hölderin vivió, sufrió y escribió poesías. Los hombres lo tuvieron por loco. Sí que Apolo lo había golpeado... Sentado a la sombra de un manzano, a través de sus ramas y follaje, le hago un guiño al luminoso cielo. Zumban abejas, avispas y mosquitos; chirrían los grillos. Una alondra levanta vuelo, con júbilo, hacia la luz. Sacó pluma y papel de escribir de mi mochila.

¿Quién me regañará porque escribo? Debo hacerlo, porque poetizo a mi manera. Debo hacerlo, porque la poesía hierve con demasiado poder en mi interior.

En espíritu, veo a hombres de los siglos XII y XIII ir recorriendo el camino. Uno tras otro van pasando... "¿Cómo te llamas", le pregunté a un hombre. Ya no es joven.
Su pelo es gris y sus mejillas son pálidas. Lleva una vestimenta larga y negra, polvorienta y con los bordes raídos. Su paso es elástico.

-Me llamó Bertrán y soy del país de Foix.
-¿Adonde quieres ir?
-Al Rin y más allá.
-¿Eres hereje?
-Lo soy -el hombre me miró asombrado.
-¿Huyes de alguien?
-Soy un proscrito y huyo de los romanos.
-Conozco tu patria.
-Bien lo sé, pero no la conoces lo suficiente.

El hombre continuó hablándome en mi idioma: “Fuí caballero. Cierta vez pasaste por los restos de mi burgo sin mirarlos profunda y respetuosamente porque ibas leyendo un libro. Debieras leer menos y aguzar más la vista y el oído. Mi castillo está cerca de Foix, sobre una colina. Mirando el Montségur. Los inquisidores quemaron a mi hermano, a su mujer y a sus hijos, mientras yo estaba lejos. Celebraba el solsticio de invierno en las alturas de Ornolac, no lejos de aquella iglesia subterránea que viste en los Pirineos, en el monte Lujat, a la vera del camino de los herejes.

Nadal llamamos a esta fiesta: Navidad".
Le interrumpí para preguntarle:
-En el oficio divino y en la fiesta, ¿habéis celebrado el
nacimiento de Jesús de Nazaret?
-¡No! El nacimiento del sol salvador. Muchos de los nuestros lo llamaron tal como los griegos anteriores a Cristo lo llamaban: Christus. Christus no es Jesús. Éste fue judío, sectario judío. Sus adeptos sólo después de su muerte lo proclamaron como
Redentor solar.
-Por lo que el obispo Melitón, de la cristiandad primitiva, oriundo de la ciudad de Sardes del Asia Menor, con toda razón pudo decir que la doctrina de Christus no era ninguna revelación religiosa, sino una filosofía, primero sólo conocida por los bárbaros, que comenzó a expandirse modificada en tiempos del emperador romano Augusto y al mismo paso que el crecimiento del Imperio romano; dicho con otras palabras: Jerusalén y Roma se apropiaron de la doctrina de Christus y, reformada, la pusieron al servicio de sus objetivos!

-Sí. La doctrina de vida terrenal y muerte en la cruz de Jesús
Cristo es judía y antidivina.
-¿Cómo es eso de antidivina?
-Es antidivino representarse la divinidad como ser personal.
-¿Qué es Dios?
-Dios es espíritu, luz y fuerza,
-¿Hay también un anti-dios?
-Sí. Es la debilidad que actúa en los hombres como mentira y duda. Él es también el espíritu de la anarquía y la destrucción.
-Por lo tanto, para ti, ¿Lucifer, a quien llamas Luzbel, no es el
diablo? ¿Quién es él?
-Lucifer es la naturaleza tal como tú la ves en ti, alrededor de ti y sobre ti. Tiene un doble carácter: tierra carente de luz y vivificador cielo luminoso.
-¿Es Lucifer vuestro dios?
-¿Por qué no hablas de la divinidad? Vuestra expresión Dios, el Dios, comprende la representación de lo personal en sí. Mis contemporáneos alemanes llaman a la divinidad, debes de saberlo, "lo Dios". Las representaciones bíblicas os lo han deformado, lo queráis reconocer o no.
-¿Entonces, Lucifer es vuestra divinidad?
-No. Él es un intermediario.
-¿Así que el hombre fuerte requiere de un intermediario?
-Sí. Pero no un mediador que lo redima, sino que lo preceda dando ejemplo, siendo ejemplar. Lucifer es también el sol. Tú lo necesitas para querer vivir. Tú no lo necesitas menos para deber morir.
-¿Cómo? -pregunté, aunque me figuraba la respuesta.
-En invierno muere el sol y en primavera resurge de nuevo.
Trae la luz de la vida y la certeza, que es lo opuesto a la duda.
-¿La certeza de nacer de nuevo?
-Si así deseas llamarlo, sí. Mejor dirías de victoria sobre la vida, de inmortalidad.
-¿El hombre es inmortal?
-Tú mismo tienes que hallar la respuesta. Mira a tu alrededor Veo el tronco del manzano, bajo el cual estoy sentado. El tronco es viejo y está podrido. Cualquier día caerá desplomado sobre sí por 1a descomposición. Pero aún da flores. Éstas serán fecundadas, crecerán hasta llegar a ser fruto, caerán, se hincarán en la tierra, resurgirán como árboles nuevos. Y veo ante mí al hombre. Ya no es joven. Su
pelo es gris. Pregunto:
-¿Eres padre?
-Lo he sido. Me quemaron cuatro hijos en Toulouse por un auto de fe. Mientras ardían permanecí erguido, disfrazado en medio de esos hombres que pretenden estar en posesión de la creencia correcta y que fundamentan y disculpan todas sus atrocidades con pasajes del Antiguo Testamento...
-¿Cómo continuarás viviendo después de tu muerte?
-Por el ejemplo. Por el hecho de que hasta mi último aliento, pese a todo, he permanecido fuerte y orgulloso y gracias a esto he cumplido con la ley. Y...
-¿De qué ley hablas?
-Tienes que encontrar la respuesta por ti mismo. Mira a tu alrededor Y veo d sol Me deslumbra. Incluso así reconozco: todos los anocheceres debe irse del mundo. Todas las mañanas tiene que alzarse sobre el horizonte. Todos los años tiene que bajar y luego levantar su órbita diaria prescrita. Vivifica la tierra, regala luz a otros astros, de modo tal que podría presumirse que éstos también fueran soles. Generosa y caballerosamente permite que soles más grandes y más luminosos, que sólo aparentan ser más pequeños, tengan el derecho a producir luminosidad según su propia manera de proceder. Él es fuerte, triunfa sobre las nubes oscuras, la noche negra y el muerto invierno. Es orgulloso, ya que no permite que se le impida el derecho del día y del año desu vida...

"Mira en tu interior." Así habla el hombre. Yo obedezco y escucho en mí dos voces que riñen. "Guardas silencio He dice una a la otra, tú eres la aceptación de la vida y confías, miope, en el teatro bufonesco de la vida, del mundo, de las cosas. ¿Qué es la vida?

Esfuerzo y trabajo, enfermedad y muerte. ¿Qué es el mundo? Cornupia(cornucopia) de la miseria, valle de los lamentos, campo de batalla de las pasiones. ¿Qué son las cosas? Materia imperfecta, efímera y variable, desde un principio inserta en la decadencia. Los propios astros, con los que tú te recreas, alegría de vivir, un día ya no serán más. También a ellos les espera la muerte. Nada de lo que comprendes con tus sentidos es ni duradero ni divino, porque Dios es permanencia eterna. Sólo hay una única certeza: la muerte. ¡Sobre estas rocas levantarás tu templo!" A esta voz le salió al paso la otra:

"¡Yo soy el Sí! Tengo la voluntad de seguir siendo el fuerte y valiente Sí. Él ha creado, no por casualidad, a la divinidad, al mundo, a todas las cosas visibles y también a mi. De esto estoy seguro. Y esta certeza me vuelve todo sagrado: el firmamento, la tierra, los elementos, y ante todo aquello donde la divinidad universal me permitió abrir los ojos a la luz: mi patria y mi estirpe. La divinidad me dio la vida, y yo construyo sobre la vida. Yo soy yo. Pero no podría serlo sin mi
estirpe; no existiría mi estirpe si mi patria no existiera y mi patria no viviría si no hubiera divinidad".

"La divinidad no tiene que hacer con tu patria más que con la patria de cualquier otro hombre, porque para ella todos los hombres y todos los pueblos son iguales". Así contradijo la voz primera. La segunda guardó silencio.

Por eso me dijo el hombre:
-Mi patria ya no existe. La convirtieron en un montón de ruinas y por orden del papa la prepararon para una nueva estirpe. Fuimos exterminados por no reconocer al Dios de los judíos, Yahvé, ni a Moisés y a los profetas. No rezamos al Dios de los judíos, porque la divinidad no tiene que hacer con el pueblo de los judíos más que con cualquier otro pueblo. La presunción de ser el pueblo elegido de la divinidad sólo la han expuesto ellos. ¿En qué es Yahvé distinto al alma del pueblo judío, presuntuoso, intolerante, fanático, ávido de poder y nada caballeroso? El alma de mi pueblo fue muy distinta. Nuestro Dios era luminoso, claro y caballeroso. En perfección, fue lo que nosotros,como hombres, hemos sido de imperfectos.

-Razón por la que os llamaron herejes, a vosotros que habíais aceptado la consagración herética, ¿vosotros perfectos? ¿Es por esto que os autocalificabais de puros? ¿No es acaso osadía calificarse así por sí mismos?

-Nosotros así nos designábamos, a diferencia de Roma, que a todos los hombres, sin importar de la sangre que sean, permite ser igual de innobles, corruptos e impuros. Como nietos de nuestros antepasados, los helenos y los godos, nos sentíamos nobles, pero no innobles. Perecederos e incluso alejados de Dios, ¡pero no corruptos ni impíos! ¡No necesitábamos al Dios de Roma ya que sabíamos que teníamos un Dios!
¡No necesitábamos los mandamientos de Moisés, porque desde nuestros ancestros portábamos nuestros mandamientos dentro del alma! Moisés fue imperfecto e impuro; de no ser así, no habría elegido una negra como mujer y no habría permitido a su Dios que matara con lepra a sus hermanos, encargados de las reprimendas. Lo que fue Moisés, fueron los judíos, que nos quieren imponer sus creencias, sus escrituras y sus leyes: imperfectos e impuros, almas serviles y bastardas. Nosotros, occidentales
de sangre nórdica, nos llamábamos cátaros como los levantinos de sangre nórdica se llamaron parsis: puros. Tendrías que comprenderme, ¡o también tu sangre es impura!
-¿Parsis?

-¡Sí ¡Los parsis, los arríanos y nosotros, los cátaros, no hemos traicionado a nuestra sangre! ¡Éste es el enigma de las "ligazones" entre ellos que tú buscas y buscas! Fíjate: Cuándo meditas sobre un Parzival, sabes desde entonces que este nombre representa una palabra irania. Esta palabra significa flor pura. Y Cuándo tú buscas al Grial, buscas la sagrada piedra ghral de los parsis. Al Grial sólo
será llamado aquel que sea conocido en el cielo, así lo has leído en Wolfram von Eschenbach. Nuestro cielo no es el cielo de Jerusalén o de Roma. Nuestro cielo sólo habla a los puros, a aquellos que no son criaturas y siervos de razas inferiores o de
razas mixtas; habla a los arios. ¡Que significa noble y señor! Alzo la vista. Estoy solo...

El canto viene acercándose: canto de rudas voces de muchachos. Una sección de exploradores de la juventud alemana marcha acercándose por la carretera nacional. Intercambiamos gritos y palabras alegres. Luego acampamos juntos bajo el árbol florido y cantamos una nueva canción:

Si uno de nosotros se cansa,
El otro vigilará por él.
Si uno de nosotros duda,
El otro reirá lleno de fe.
Si uno de nosotros cae,
El otro se levantará por dos.
Porque todo combatiente tiene un Dios
Junto a los camaradas.




Otto Rahn a la derecha de la Voluntad Absoluta.