viernes, 27 de junio de 2008

Hacia los Funadamentos para el Despertar.

4. DEL SENTIDO DEL HONOR.

El sentido del honor es un acto volitivo, no es racional sino SENTIDO. Establezcamos entonces que el Honor es PURO SENTIDO.

Trataremos de acercarnos al sentido del honor haciendo una aclaración: no puede conceptualizarse un acto de voluntad eminentemente egoíco, es decir, un acto que se manifiesta solo en un hombre despierto, dueño de sí mismo.

EL HONOR ES UN ACTO DE LA VOLUNTAD GRACIOSA . Tomamos este concepto de la gran obra de Luis Felipe Moyano. Creemos que es muy concreto y acertado para explicar una realidad espiritual irrepresentable para la razón del hombre corriente.

Cuando hablamos de gracia, hablamos de un vínculo carismático trascendente, es decir, completamente ajeno al orden natural. Porque en un acto de honor, rompemos la circularidad de la naturaleza instintiva. El Honor es el sentido original del hombre antiguo, del ancestro, del gran antepasado. Y al ser SENTIDO PURO ("Pure" es Sangre en Sánscrito), sólo puede sentirse y no racionalizarse.

ES POR ESTO QUE RECALCAMOS LA IMPORTANCIA DE LA REGRESIÓN, DE RECORDAR CON LA MEMORIA DE LA SANGRE Y NO CON LAS MEMORIAS PSICOLÓGICAS, PORQUE LA ÚNICA MEMORIA QUE SE REMONTA AL ORIGEN ES LA MEMORIA DE SANGRE. LA HERENCIA DEL SÍMBOLO QUE SOLO PUEDE SENTIRSE.

El sentido no es emoción. En todo caso es a-priori de toda emocionalidad, es su causa.

El hombre dormido es pos del despertar, sólo puede sentir honor por breves instantes y solo si lleva en su complexión el signo del origen; Entonces accede a una hiperlucides que le muestra la miseria de su existencia. Y aquí hablamos de miseria espiritual, tan extendida en todos los sectores de la humanidad, sin exclusión de sexo, raza o nación.

Ante el honor, la mentira se diluye como lo que realmente es, NADA. Con un atisbo de honor nos percatamos de la maldad intrínseca de un mundo comercial, superfluo, que roba día a día nuestro sentido para sostener un materialismo absorbente.

Es inconcebible que el hombre actual no fundamente sus leyes en principios trascendentes. Como el economista que se ha licenciado de cualquier universidad publica o privada y domina la dinámica de la bolsa de valores y la micro y macroeconomía, pero desconoce que la principal fuente de riqueza de un pueblo es el TRABAJO.

Si buscamos ejemplos no hay más que hacer una seria regresión histórica: en el Estado de Prusia de Federico Guillermo III, EL HONOR ERA EL PRINCIPIO RECTOR ALREDEDOR DEL CUAL GIRABA EL MOTOR JURÍDICO SOCIAL.

Es por eso que los legisladores, sobre todos, deben ser hombres despiertos. Las estructuras jurídico-sociales, si vivimos en un estado Constitucional, deben estar sostenidas por principios trascendentes emanados desde la misma Constitución Política de Estado y ser protegidos debidamente como verdaderos Bienes Jurídicos.

Vemos con tristeza que la reforma constitucional que esta en boga ahora, gira en torno a temas como el de la capitalidad plena, la propiedad, los recursos naturales, y pasa por alto los principios fundamentales, los símbolos de la sangre ancestral, convirtiéndose en un mecanismo jurídico hueco, que no resolverá nada, pues deja a un lado lo realmente importante: la parte metafísica indispensable para sostener toda contraparte material del precepto constitucional.

Volvamos a mirar con ojos despiertos: El Estado de Israel tiene al Pentateuco (La Tora) como base de su derecho constitucional. El Pentateuco contiene los símbolos de su mística, sin ella, no podríamos concebir un Estado de Israel.

ELEVAR EL SENTIDO DEL HONOR A UN RANGO JURÍDICO-PSICOSOCIAL SERIA UN PILAR PARA SOSTENER UNA MÍSTICA NACIONAL DIRIGIDA HACIA LA RESTAURACIÓN TOTAL DEL ESTADO Y DEL INDIVIDUO.